Un joven, discípulo de un filósofo sabio, llega a casa de éste y le dice: – — “Escucha maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de tí con malevolencia…”
– “¡Espera!” le interrumpe el filósofo – “¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?”
– “¿Las tres rejas?”
– “Si. La primera es la VERDAD. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?”
– “No. Lo oí comentar a unos vecinos.”
– “Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la BONDAD. Eso que deseas decirme, ¿Es bueno para alguien?”
– “No. En realidad no. Al contrario…”
– “¡Ah vaya! La última reja es la NECESIDAD. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?”
– “A decir verdad, no.”
– “Entonces…” dijo el sabio sonriendo. “Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.”
Anónimo
Ahora permitite hacerte estas preguntas:
¿Cuántas veces le has comentado a alguien la opinión de otra persona, pero que supiste de boca de otra persona?
¿Era verdad lo que decías o era una opinión?
¿Le hacía un bien a alguien eso que ibas a contar?
¿Era necesario que esa persona conociera eso?
Recordá, si te cruzás con gente que va por la vida jactándose de Honesta, Sincera, Justa…. muchas veces no tendrán ni idea que su opinión, además de hacer daño a los demás…. es solo su opinión!!!!
Pensá en esto…
Te comprás unas botas azules.
Si te las compraste, se supone que te gustan. Luego, viene alguien a quien querés mucho y: te dice que son de un azul ¡horrible! Y vos ya no te las pones más……
A esa persona puede no gustarle el color azul, en cambio puede ser tu favorito.
¿Quién dice la verdad?
¿Es justo que vos dejes de hacer, usar, comprar, vestir algo porque “en opinión de otro” es feo?
No dejes que las opiniones de los demás dominen tu vida. Y si estás del otro lado… primero analizá tus palabras y tus opiniones antes de expresarlas, ya que podés herir a las personas que más querés, sin siquiera proponértelo. Porque quizás creés que: “decir lo que pensás es ser sincero…” Antes de decir algo: ¡¡¡Analizá tus palabras y pasalas por las TRES REJAS!!!
Luego de esta historia de las tres rejas, podrás preguntarte:
¿Tengo que pensar qué palabras voy a usar para hablar?
¡Claro que sí! A veces duele más una palabra fuera de lugar que una puñalada.
Recordá que tus opiniones, tus gustos, tus “razones” son las que son porque naciste en una época concreta, con una familia y unos educadores concretos, con unas costumbres concretas, con una realidad particular. Y tu realidad es tan respetable como la realidad de quien nació en otra familia, en otra cultura, en otras circunstancias.
Entonces, antes de dar tu opinión, descalificando la del otro:
¡Pensá y analizá por qué esa persona piensa como piensa, siente como siente o habla como habla!